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La biofilia como motor para salvar el planeta

La biofilia es un vínculo innato que liga a la humanidad con la tierra, un sentimiento de conexión y aprecio hacia todas las formas de vida. La biofilia es amor a la vida, la red natural en la que estamos inmersos.

Aunque vivamos en contextos urbanos tenemos una necesidad de naturaleza que nos impulsa a reclamar zonas verdes para nuestra ciudad, a salir a la montaña los fines de semana o a pararnos un momento cuando olemos a tierra mojada. También en el interior de nuestras casas la biofilia se expresa cuando compramos plantas y las cuidamos, cuando escogemos un cuadro con un motivo natural para colgar en la pared o cuando compramos un ambientador con olor a pino.

Todo, absolutamente todo, proviene de la naturaleza. La mesa de tu comedor un día fue un enorme árbol de 50 toneladas que vivió en lo profundo del bosque. El agua que sale del grifo corría salvaje por las montañas hace muy poco, y antes fue nieve, y antes nube atravesando el cielo y formando formas fantásticas que nos hacen soñar. Las moléculas de aire que respiras ahora, ayer vagaban libres por algún lugar de la atmósfera. Todos los átomos que constituyen tu cuerpo fueron parte de los cuerpos de plantas y animales que comiste. Las plantas, a su vez, realizaron la fotosíntesis con la luz del Sol fabricando así lo que después fue tu comida. Todos los objetos que hay a tu alrededor ahora mismo fueron parte de la naturaleza salvaje hace muy poco.

La Naturaleza sustenta nuestra vida por completo. A pesar de ello, la madeja de tecnología y relaciones sociales en la que vivimos ha debilitado nuestro vínculo con ella. Nos atrae y nos gusta, pero parece que nos hemos desconectado un poco de ella. Es como si hubiéramos olvidado que es la fuente de nuestra felicidad y la respuesta a nuestras preguntas.

A nadie se le escapa que estamos entrando en un momento delicado para el planeta. Nos preguntamos qué podemos hacer ante la destrucción de los ecosistemas, el agotamiento de recursos naturales y el cambio climático. Queremos preservar la naturaleza, pero no podemos dejar de destruirla. Vivimos en esta contradicción.  Queremos aportar algo, pero no sabemos qué. Sentimos que nuestro margen individual es muy pequeño. Esto nos causa impotencia y culpabilidad.

Quizás el primer paso para preservar la naturaleza sea profundizar en el vínculo que tenemos con ella. Permitir que el sentido de la biofilia sea el hilo conductor para reconectarnos con nuestro origen y esencia. Volver a experimentarnos como parte de la red natural interconectada de la que formamos parte. Los seres humanos somos un animal del planeta tierra, de la especie sapiens sapiens, del género homo, de la família homínida, del orden primate, de la clase mamífera, del filo vertebrado, del reino animal, del dominio eucariotas. Estamos hermanados con todo, somos una expresión más de la vida.

Este sentido innato al que llamamos biofilia es un camino hacia la felicidad a través del goce y la curiosidad. Podemos construirnos una vida más plena, con más sentido y más fuerza reconectándonos a la naturaleza. Podemos volver a sentir como nos acoge y sostiene. Es posible reintegrarnos a la red natural aunque vivamos en una ciudad y trabajemos en un despacho. Hacerlo es fácil y la recompensa enorme. En INNA NATURA tenemos un montón de propuestas para reflexionar, jugar, aprender, gozar, movilizar y desarrollar el potencial humano a través de la naturaleza.