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Monocultivo mental

El monocultivo consiste en forzar el empobrecimiento de un ecosistema eliminando su riqueza natural y imponiendo una sola especie cultivada. Una de las formas más efectivas de acabar con la biodiversidad de un terreno es plantar césped. Las raíces de estas gramíneas se extienden por la superficie de la tierra de forma tan tupida que impiden que crezca cualquier otra planta.
Para mantener un sistema natural desequilibrado hacia el monocultivo es necesario un trabajo constante ya que la naturaleza siempre tenderá a recuperar el equilibrio perdido creando biodiversidad.  El monocultivo requiere un empeño continuo en contradecir las leyes naturales. Requiere mucho esfuerzo ir en contra de lo que es natural.


Hay una plantita maravillosa que se llama diente de león. Es una planta comestible muy nutritiva que se puede comer en ensaladas. Además es medicinal, ayuda a regular la digestión y a regenerar al hígado entre otras propiedades. Incomprensiblemente algún día alguien decidió que era una “mala hierba”. Los cuidadores de césped la consideran su principal enemiga y tienen verdadera obsesión por eliminarla. Utilizan expresiones como “erradicar esta plaga” o “acabar con esta mala hierba”. 

Además de sus múltiples propiedades nutricionales y medicinales, el diente de león regala a nuestros ojos una bellísima flor amarilla. Y cuando esta evoluciona desarrolla una delicada bola blanca en la que cada pequeña semilla está unida a una pelusilla con capacidad de ser transportada por el viento. Todos hemos soplado alguna de estas bolas blancas para ver volar sus semillas. Este maravilloso sistema de vuelo es la manera que tienen las mamás dientes de león para decir adiós a sus hijos, permitir que vayan a ver mundo y formen su propia familia lejos del hogar materno. 

Cuando el diente de león crece en el césped no supone ningún inconveniente ya que no tiene espinas y podemos pisarlo sin sufrir ninguna molestia. Es incomprensible la obsesión por eliminarla. Hay gran variedad de herbicidas para hacerlo y también herramientas diseñadas para sacar las plantitas una a una. Tenemos una extraña relación con la naturaleza, empeñados en destruirla contra nuestros propios intereses y utilizando mucho esfuerzo en hacerlo. Afortunadamente las semillas voladoras de diente de león siempre volverán para darles la oportunidad a los cuidadores de césped de que algún día puedan descubrir sus maravillosas propiedades y apreciar su belleza.

Esta ansia destructora y el intento continuo de luchar contra el equilibrio natural no se limita a nuestra relación con la naturaleza. También lo practicamos a menudo con nosotros mismos. Practicamos el monocultivo en nuestras mentes con creencias rígidas y repetitivas. Aunque las situaciones que se nos presentan requieren disponer de una (bio)diversidad de respuestas diferentes, a menudo tenemos una sola respuesta repetida una y otra vez.  Un monocultivo de pensamientos y creencias que convierten la riqueza de la vida en una pobreza de percepción y respuesta. A la flexibilidad de respuesta le llamamos “traición a uno mismo” y a la rigidez “mantenerse fiel”.  Aunque las circunstancias internas y externas hayan cambiado totalmente y esa creencia ya no tenga ninguna utilidad en el nuevo entorno, continuamos fieles a ella, así nos sentimos “auténticos”.

Cuando observamos la naturaleza nos damos cuenta que una de sus características más evidentes es la diversidad y la diferenciación. La cantidad de especies diferentes con estrategias particulares y a su vez de individuos diferenciados dentro de cada especie es deslumbrante. Las especies evolucionan gracias a la aparición constante de diferentes respuestas adaptativas.

En el caso de los seres humanos, en lo que respecta a la organización social, en estos tiempos tan complicados, necesitamos que pervivan diferentes formas de encarar la vida, necesitamos diversidad de opciones. La sociedad de consumo capitalista liberal es una opción. Es necesario que haya más opciones. No puede imponerse en todo el mundo una sola propuesta de organización social y económica porque significaría un empobrecimiento de posibilidades. No podemos tener solo una repetición constante y única de la misma estrategia. Cuantas más formas y propuestas haya para vivir y relacionarnos entre nosotros y con la naturaleza, más posibilidades tendremos de sobrevivir como especie.

Marc Ribé