¿Qué significa ser espiritual? Para algunos ser espiritual significa estar conectado al corazón y las emociones, para otros implica creer en Dios, o rezar y cantar mantras, o envolverse en un ambiente con incienso y juntar las manos frente al pecho, para otros es algo propio de los místicos o los santos, para otros no significa nada…
Desde nuestro punto de vista la espiritualidad es una experiencia y no una manera de ser. Todos tenemos experiencias espirituales o trascendentes a lo largo de nuestra vida, aunque no las nombremos así.
Una experiencia espiritual es cualquier experiencia en la que el ego no está presente o su presencia es muy tenue. El ego es el director de la mente racional-analítica. El ego es el encargado de escoger la información para procesarla, analizarla, enjuiciar, comparar y finalmente tomar decisiones. También es el encargado de definirnos, de darnos una identidad. El ego no solo es útil sino que también es imprescindible para nuestra supervivencia. El problema aparece cuando se excede en sus funciones y ocupa todo el espacio de consciencia sin dejar sitio para nada más. Y esto ocurre muy a menudo.
El ego y la mente racional-analítica funcionan troceando la realidad en partes pequeñas, poniéndoles nombre, clasificándolas en conjuntos y comparándolas. Cuando este modo de procesar la realidad cesa, nuestra percepción cambia. A esta retirada del ego le llamamos experiencia espiritual o trascendente. Esto ocurre, por ejemplo, cuando observamos el cielo estrellado con asombro. Ante esa inmensidad incomprensible, el ego no puede hacer nada más que callar.
La experiencia trascendente o espiritual también se caracteriza porque experimentamos que los límites de las cosas se desdibujan, especialmente nuestro propios límites. En esos momentos yo me percibo a mi mismo no solo como un yo, sino parte de algo más grande. Parte de la naturaleza, o parte de un grupo, o parte de la divinidad… Es como si el yo se diluyera en algo más grande.
Hacer el amor puede ser una experiencia trascendente en la que nos fusionamos con nuestr@ amante. La maternidad es otra experiencia trascendente. También el asombro ante un paisaje natural imponente. Podemos tener una experiencia espiritual meditando o caminando por la calle.
No hace falta ser religioso para tener experiencias espirituales, ni creer en Dios, ni siquiera hace falta considerarse a uno mismo espiritual.
La experiencia trascendente o espiritual ocurre de manera natural cuando el ego, que es el director habitual de la orquesta, baja la batuta. Y… oh maravilla!… la orquesta sigue tocando.
La práctica de la meditación permite el descanso del ego, permite experimentarnos como algo más amplio, más espacioso y más libre. Y este descanso del ego le permite renovarse y ser más eficiente.