fbpx
Anima

La Energía como objeto de Meditación

Según el budismo una de las tres características de todo lo existente es annica o la impermanencia. Todo está cambiando continuamente, también nuestra experiencia interior. El fluir del cambio es un posible objeto de meditación, de hecho es una de las vías más interesantes de la meditación. Cualquier aumento o disminución de la intensidad de una sensación, cualquier aceleración o relentización de la experiencia sensorial, cualquier fuerza que empuje hacia adentro o hacia afuera, cualquier desvanecimiento (por ejemplo, de una imagen mental), cualquier distorsión, cualquier consciencia de movimiento o de fuerza en la experiencia… es cambio. Es el aspecto dinámico o energético de la experiencia sensorial.
Cuando nos enfocamos en el movimiento, cambio o fuerza presente en la experiencia estamos utilizando la energía (más concretamente, su manifestación) como objeto de meditación.
Podemos distinguir tres tipos de fluir de la energía: ondulatorio (continuo y en olas como una medusa), vibratorio (chispeante, como la electricidad) y de expansión-contracción (como la respiración).
Cuando meditamos, a veces necesitamos deconstruir y distinguir los diferentes elementos de la experiencia, algo así como trocear la realidad en elementos más pequeños para tener más precisión y claridad sobre la misma. Otras veces atendemos globalmente al objeto de meditación y esto nos permite sentir la fuerza unificadora que hay detrás de los elementos que antes habíamos diferenciado,  algo así como experimentar el viento que unifica todas las espigas de un campo de trigo ondulándolas de forma armónica y rítmica. Y esto ocurre así cuando utilizamos la energía como objeto de meditación en cuyas fases más avanzadas podemos experimentar la realidad como un flujo continuo de energía que unifica todo lo existente. La meditación en el flujo del cambio nos lleva pues a entender la realidad como un vacío vibrante (como se enseña por ejemplo, la meditación vipassana según la tradición U Ba Khin) que unifica todo. Esta experiencia de la realidad no tiene nada de extraordinaria ni se opone a la versión “sólida” que tenemos habitualmente. La realidad tiene múltiples aspectos y por lo tanto puede ser experienciada de múltiples maneras cuando la atendemos con precisión, ecuanimidad y claridad.